“La simple incorporación de las TIC no supone ya un factor de calidad e innovación educativa, son variables que no van asociadas; entre otros motivos porque su simple presencia no garantiza nada,
y porque una cosa es la velocidad de adaptación de una tecnología y otra diferente,
la transformación del cambio cultural y de las prácticas necesarias para que la tecnología sea apropiada por los actores.
Es importante tener estas cuestiones en claro a la hora de planificar un proyecto de innovación, ya que el desarrollo de un software,
el diseño de un material multimedia o la creación de un aula virtual,
por si mismos no garantizan innovación alguna si no están claramente pensados dentro de un proceso que tenga sentido para los actores,
en un determinado contexto y frente a una problemática debidamente identificada.
Los cambios que ocurren sin una intención y una planificación explícitas no se pueden considerar innovaciones”(Buontempo, M., 2016).